lunes, 11 de enero de 2010

Las palabras que voy a pronunciar son para los dos, porque ahora que vais a salir al mundo ha llegado la hora de decirlas. Hacedles caso y os serán útiles. En primer lugar no dejéis que nadie gobierne vuestra mente ni vuestro cuerpo y emplead especial atención para no poner límites a vuestras ideas, porque se puede ser un hombre libre a pesar de sufrir ataduras más fuertes que las de un esclavo. Escuchad a los hombres, pero no os entreguéis a ellos en cuerpo y alma. Sed respetuosos con los que ostentan el poder, pero no los sigáis ciegamente. Juzgad con lógica y con razón, pero no hagáis comentarios.


No consideréis a nadie superior a vosotros, al margen del rango o de la posición que ocupen en la vida. Tratad a todos con justicia, porque si no intentarán vengarse de vosotros. Cuidad vuestro dinero. Aferraos con fuerza a vuestras creencias, y los demás os escucharán. En cuanto a las cuestiones de amor… mi único consejo es que seáis sinceros, pues es el arma más poderosa para abrir el corazón o ganar el perdón.





Podrán encerrar mi cuerpo, pero jamás mi mente.