Cuéntame cómo eras capaz de mirarte al espejo.
Cuéntame cómo se pronunciaba su nombre.
Cuéntame cómo era por las noches.
Cuéntame cómo era su sonrisa.
Cuéntame de los días alternos, de la felicidad
intermitente, de la violencia contenida, de espejos
a rebosar, de los despertares. Háblame de ella.
Ana, cuéntame.
martes, 28 de junio de 2011
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