jueves, 5 de mayo de 2011

La habitación


Era circular, cuadrada, en espiral o laberíntica; o todo a la vez. Las paredes, el suelo y el techo estaban formados por una cuadrícula infinita de líneas.

En ella, el dolor físico era inexistente o, mejor dicho, despreciable en comparación a otro, al real. Éste se sentía como infinito. Cuando ocurría, las líneas perfectamente ortogonales se transformaban en quebradas cortándose unas con otras. Los gritos rebotaban en las paredes lisas creando un eco interminable.

La única salida esta oculta, pues el exterior nunca había importado. El "afuera" siempre había sido un reflejo de lo que en la casa ocurría.