viernes, 12 de febrero de 2010
La ciudad nunca duerme
Tengo orden de momento de no morir en el intento eso es el ejercicio que ejerzo, sino mi cuerpo sera donado a la ciencia, mi coleccion de discos en herencia, y en el aire mi esencia. Solo cenicero y copa me acompañan, en esta hazaña muerte acecha no descansan guadañas. Son mil y una historias sobre aceras, que sobreviven a lo largo del tiempo y ahi quedan marcas imborrables pasen los años que pasen. Y ocurrio en las calles, ocurrio en las calles.