Cristo dijo: "Venid a mí los que estéis afligidos, que yo os aliviaré."
Hoy he aprendido que la Iglesia ha transformado esas palabras. ¡Venid a mí los que siguen nuestras reglas y dejad a los afligidos!
Creo que al salir de la iglesia, puede que Athena encontrase a Jesús. Y, llorando, se echó en sus brazos, confusa, pidiéndole que le explicase por qué la obligaban a quedarse fuera sólo por culpa de un papel firmado, algo sin la menor importancia en el plano espiritual, y que sólo interesaba a efectos de burocracia y para la declaración de la renta.
Y Jesús, mirando a Athena, probablemente le respondió:
- Fíjate bien, hija mía, yo también estoy fuera. Hace mucho tiempo que no me dejan entrar ahí.
Paulo Coehlo